top of page
  • Writer's picturePaola Reyes

Comer con intención

Este es un post un poco espiritual y muy personal. Te quiero contar la historia de cómo empecé a comer a conciencia, mindful y con intención.


Estoy muy inspirada con mi amiga Ani que me enseña sobre vivir con intención todos los días… Me ha puesto a recordar muchas de las lecciones que aprendí cuando meditaba (sí, ya no lo hago… estoy como el huevo).


Yo aprendí a meditar gracias a 2 retiros de meditación que hice en Tailandia y clases de meditación que tomé en India. Y aunque actualmente no me siento a meditar con las piernas cruzadas, les quería contar que la lección que más presente tengo y que incluso se convirtió en una filosofía de vida es: comer con intención o mindfull eating. La acción de estar presente mentalmente y físicamente cuando estamos comiendo.


Pero echemos para atrás: aproximadamente cinco años antes de estar meditando en Tailandia, mi cuerpo estaba cansado y fatigado. Yo no estaba en un buen lugar mentalmente y no podía darle a mi cuerpo lo que necesitaba para nutrirse y sentirse bien. Entonces empezó el reflujo, la gastritis y los problemas gastrointestinales severos. Aunque desde muy chiquita tuve temas gastros, nunca habían sido tan severos como en ese momento. Entre el estrés, el negativismo, una salud mental en declive y una alimentación muy pobre de nutrientes, mi cuerpo empezó a gritar auxilio a través de mis ssistema gastrointestinal.


Entonces Ani Eskildsen me recomendó al Dr. Pinzón son quien dejé la Nexium y todas las medicinas que causaban más estragos en mi cuerpo de lo que hacían bien. Después de un cleanse MUY estricto de 1 mes y un cambio radical en mi alimentación, mi cuerpo empezó a recuperarse. Fue aproximadamente un año de tratamiento. En ese momento dejé muchos lácteos y la mayoría de la proteína animal, el café y el chocolate porque a través de la dieta de la eliminación y reinserción, aprendí a escuchar mi cuerpo y entender que no me hacían bien. Pero tuve que parar para escuchar... Ese fue el primer gran cambio hacia la alimentación consiente.


Luego, a los 26 años mientras vivía en Bangkok, Thailandia, fuí a mi primer retiro de meditación en un centro de monjes budistas. Fue una experiencia muy fuerte y no quiero romantizarla: 11 noches durmiendo en “cama” de cemento con un petate, un mosquitero y una “almohada” de madera. Diez días que no podía hablar ni hacer contacto visual con los demás participantes, tenía que despertarme a las 4:30 a.m. y dormirme a las 7:30 pm. Todos los días tenía que barrer las hojas del jardín - obviamente me salieron llagas horribles del rastrillo (como si fuese la princesa del istmo Panameño). También tenia que lavar platos pero eso no me importaba. Les juro que los primeros 4 días fueron terribles… mi mente no me dejaba ni respirar y mi cuerpo gritaba auxilio. Luego ya empecé a tener una experiencia increíble y muy reveladora pero nunca dejó de ser muy duro física y emocionalmente. Es un milagro que 1 año después participé en otro retiro similar pero mucho menos fuerte …


Mi momento favorito del día era el almuerzo (no había cena). Imagínense comer Thai vegano hecho por monjas budistas Thai con productos del jardín de monasterios y tofu hecho a mano… o sea: me quería atracar y servirme 8 veces. Era el único momento del día que de verdad me traía felicidad y me emocionaba. A veces no podía concentrarme en la meditación pensando en el almuerzo... "Thai curry verde, pad Thai.. ensalada de papaya.. yuuuummm que habrá hoy? ok ok...tengo que parar de pensar respira inhalo, exhalo... "


Luego de los primero días, los monjes budistas nos compartieron que sentarnos a comer era una meditación: que nos debíamos concentrar en cada mordida, en cada alimento que había en el plato, en cada sorbito de chicha y en cada sabor. Asique con mucha dificultad y porque igual no podía verle la cara a la persona de enfrente, aprendí a comer más lento y a tener pausas entre cada bite.. a pensar en lo que estaba comiendo y a tratar de sentir cada sabor que había en el plato. Trataba de identificar cuáles serían los ingredientes y cómo los habían cocinado… era mi meditación favorita del día.


PARÉNTESIS: Tengo que aceptar que a veces sí veía a la persona de enfrente - hacíamos como eye contact rapidísimo porque estaba TAN rico que había que compartir el feeling, el momento.... era muy liberador y chistoso. Ahora que lo pienso, que locura que verse a los ojos y compartir sin hablar, solo con un gesto facial, nos entendíamos.


Los monjes también nos enseñaron que las tareas o “chores” son una meditación. La cantidad de hojas que barrí en ese monasterio dieron frutos porque las llagas de las manos me enseñaron que los sentimientos de dolor llegan y se van.


Años después entendí que cocinar y comer son mis meditaciones … me concentro cuando cocino y estoy presente en el momento.. felíz viendo mis pensamientos ir y venir… OJO: a veces también estoy hasta la wacha sudada cocinando lo más rápido posible para salir del paso y en muchas ocaciones he comido frente a una computadora… pero cocinar en paz es lo mío… no hay duda... saborear lentamente, disfrutar los bites... pare eso nací yo...


De todo este cuento mega largo, te quiero compartir ciertas cosas que he aprendido con los años y que siento que tu también puedes integrar a tu vida para comer con intención - para aplicar midful eating a tu vida.


Cuando vayas a preparar tu comida o pedir comida, básate en estas preguntas.

  1. Empieza con tu hambre…pregúntate: ¿tengo hambre, ansiedad o gula? Qué estoy sintiendo… tu puedes decidir verlo y dejarlo ir o aceptarlo y responderle.

  2. Siguiente pregunta: ¿qué necesita mi cuerpo? ¿Qué me va a ayudar a sentirme alimentada/o? ¿Qué tengo ganas de comer? ¿Qué colores y sabores me provocan? Sin importar si es hambre o gula...

  3. Si vas a preparar la comida, piensa en los ingredientes: ¿de dónde vienen? ¿saben a lo que deben saber?

Durante la comida:

  1. Agradece la oportunidad de comer o preparar comida

  2. Mastica disfrutando, traga a conciencia, mira tu plato, toma pausas.

  3. Sobre todo escucha tu cuerpo cuando está lleno o saciado.

Después de comer:

  • Si no te hizo sentir bien emocionalmente: observa el pensamiento y el sentimiento y luego déjalo ir. No te culpes ni pienses en “bad” y “good” food - siempre hay otra oportunidad para sentirnos bien con lo que comemos.

  • Si no te sentiste satisfecha o llena, piensa porqué. ¿Qué más necesita tu cuerpo? ¿Hay algo que te está pidiendo que no le diste porque lo eliminas? ¿Sientes que tu cuerpo no se merece lo que necesita?

  • Si te sentiste mal físicamente, pues que bien que lo sentiste… se trata de estar consiente de lo que sientes. La mayoría de las personas no conecta lo que come con sentirse pesado o ligero - no conectan tener sueño, acidez o dolor de cabeza con la comida. Observa, conecta, no te des duro y toma acción consiente.

  • Si supo rico, estás contenta y te sientes bien emocionalmente y físicamente: que belleza!!! YAAASSS

Espero esto te sirva tanto como me sirve a mi todos los días.


Webistes: primer retiro: https://www.suanmokkh-idh.org

segundo retiro: https://www.dhamma.org/en-US/index


Aquí te comparto fotos de la comida, mi almohada, el lugar donde comíamos y una foto saliendo del segundo retiro en un pick up con unas chicas rusas y una señora Thai porque no había reservado un puesto en el bus… TÍPICO….


9 views0 comments

Recent Posts

See All
bottom of page