Quería contarles de un tema en el que he estado pensando mucho últimamente: el privilegio.
Tal vez ya han escuchado sobre este tema tan importante del que muy poco somos consientes y por eso es importante leer y aprender sobre el. Yo estoy en un proceso de aprender…
Toda la vida he sido una persona muy privilegiada – he tenido muchísimas oportunidades de todo tipo: desde educativas hasta profesionales. Pero en el core, soy una persona privilegiada porque tuve el privilegio de nacer en una familia casi tradicional, de etnicidad europea y latina con poder económico alto. Tuve el privilegio de aprender 3 idiomas y sigo teniendo el privilegio de tener un pasaporte que me permite viajar el mundo sin trabas.
Pero hace poco realicé un privilegio más: tengo el GRAN privilegio de comprar, preparar y consumir comida nutritiva y natural. Sin hablar del resto del mundo, en Panamá hay cientos de miles de personas que no tienen este privilegio.
No solamente porque la comida natural, fresca y nutritiva puede ser más cara que la procesada. Si no, porque la mayoría de las personas simplemente no tiene acceso a estos alimentos.
La mayoría de las comunidades rurales y urbanas solo tienen una tiendita o chinito donde hay tomates viejos, plátanos, yuca, tal vez repollo, cebolla… para de contar. La pandemia obligó a muchas personas en el interior a crecer sus propias hortalizas, vegetales y frutas pero es mucho menos común de lo que pensamos.
Estas áreas donde no llega la comida y solo hay chatarra procesada, comida de calorías vacías como pan Bimbo, cerveza y alimentos viejos se llaman Food Desserts o desiertos de comida: son áreas con acceso limitado a comida nutritiva y asequible. El opuesto es un food oasis: un área con muchos mercados y gran acceso a todo tipo de comida fresca y nutritiva. Yo tengo el privilegio de vivir en un food oasis.
Los desiertos de comida también son áreas de población obesa y malnutridas, con problemas de salud y poco acceso a otras necesidades básicas como salud y transporte. Estos desiertos existen porque las comunidades están alejadas, porque son de ingreso bajo y porque no se consideran consumidores interesantes. Las tienditas informales que sí dan el servicio de vender comida, no cuentan con proveedores de comida fresca como vegetales y frutas.
Definitivamente es un tema muy amplio y tiene muchísimas aristas pero lo quería mencionar porque siempre que hablo sobre comida natural vs procesada, sé que estoy hablando desde una posición de privilegio – de que puedo elegir qué comprar y consumir, de que me toma 5 minutos llegar al súper y comprar una banana orgánica.
Creo que el primer paso es aceptar que somos privilegiados y estar muy consientes de nuestro lenguaje y accionar en base al privilegio. El segundo paso es tomar cartas en el asunto y trabajar porque más personas tengan más oportunidades de alimentarse de manera natural y nutritiva.
¿Se te ocurre alguna solución?
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